BLOG DE FILOSOFIA DE BT2.

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Se acerca la selectividad

lunes, 24 de mayo de 2010

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Ya estan puestas las sedes para los examenes de selectividad:
http://campus.usal.es/~gesacad/web-acceso/Sedes.pdf

A.Busnadiego

José Ortega y Gasset

jueves, 20 de mayo de 2010

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Nacido en una familia madrileña acomodada perteneciente al círculo de la alta burguesía del lugar, entre 1891 y 1897 estudiaría en el Colegio jesuita San Estanislao De Kostka en Málaga. Su abuelo materno gallego, Eduardo Gasset y Artime, había fundado el periodico El Imparcial, que más tarde su padre, José Ortega Munilla, pasaría a dirigir.
Así, cabe destacar que Ortega y Gasset se crió en un ambiente culto, muy vinculado al mundo del periodismo y la política. Su etapa universitaria comienza con su incorporación a los estudios de la Universidad de Deusto, Bilbao (1897–98) y prosigue en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid (1898–1904). Doctor en Filosofía de la Universidad de Madrid (1904) con su obra Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda.

Entre 1905 y 1907 realizó estudios en Alemania: Leipzig, Núremberg, Colonia, Berlín y, sobre todo, Marburgo. En esta última, se vio influido por el neokantismo de Hermann Cohen y Paul Natorp, entre otros. De regreso a España es nombrado profesor numerario de psicología, lógica y ética de la Escuela Superior del Magisterio de Madrid (1909), y en octubre de 1910 gana por oposición la cátedra de metafísica de la Universidad Central, vacante tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón. Tras casarse con Rosa Spottorno, en 1914 nace en Madrid su hija, Soledad Ortega Spottorno, quién en 1978 creó la Fundación José Ortega y Gasset, de la que será su presidenta de honor.
En 1918 nació su hijo José Ortega Spottorno, que será ingeniero agrónomo. Colaborador del diario El Sol desde 1917, donde publica bajo la forma de folletones dos obras importantes: España invertebrada y La rebelión de las masas. Durante la II República es elegido diputado por la provincia de León, cargo en el que permaneció durante un año. En 1923 funda la Revista de Occidente, siendo su director hasta 1936. Desde esta publicación promoverá la traducción y comentario de las más importantes tendencias filosóficas y científicas en nombres tales como: Oswald Spengler, Johan Huizinga, Edmund Husserl, Georg Simmel, Jakob von Uexküll, Heinz Heimsoeth, Franz Brentano, Hans Driesch, Ernst Müller, Alexander Pfänder, Bertrand Russell y otros. (Al respecto véase, de Evelyne López Campillo, La Revista de Occidente y la formación de minorías (1923–1936), Editorial Taurus, Madrid, 1972).

Cuando comenzó la Guerra Civil Española en julio de 1936, Ortega se hallaba enfermo en su domicilio; apenas tres días tras el comienzo de la contienda, se presentaron en su domicilio varios comunistas armados de pistolas que exigieron su firma al pie de un manifiesto contra el Golpe de Estado y en favor del Gobierno republicano. Ortega se negó a recibirlos y fue su hija la que en una conversación con ellos —conversación que, como ella misma relató más tarde, llegó a ser muy tensa-, consiguió convencerlos de redactar otro texto muy corto y menos politizado y que, efectivamente, acabó siendo firmado por Ortega, junto con Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y otros intelectuales. En su artículo En cuanto al pacifismo, escrito ya en el exilio, se refiere Ortega a este episodio. En ese mismo mes de julio y a pesar de su grave enfermedad, huyó de España (lo que consiguió gracias a la protección de su hermano Eduardo, persona de valimiento cerca de diversos grupos políticos de izquierda) y se exilió; primero en París, luego en los Países Bajos y Argentina, hasta que en 1942 fijó su residencia en Lisboa.
A partir de 1945 su presencia en España fue frecuente, pero habiéndosele impedido recuperar su cátedra (aunque al parecer consiguió cobrar sus sueldos atrasados), optó por fundar un «Instituto de Humanidades» donde impartía sus lecciones. Durante estos años, y hasta su muerte en 1955, fue fuera de España —sobre todo en Alemania—, donde recibió el crédito y las oportunidades de expresión que correspondían a su prestigio.
Ortega y Gasset ejerció una gran influencia en la filosofía española del siglo XX no sólo por la temática de su obra filosófica, sino también por su estilo literario ágil, descrito por algunos como próximo al Quijote, que le permitió llegar fácilmente al público general.

Álvaro Burón

teoría del conocimiento

lunes, 17 de mayo de 2010

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La teoría del conocimiento es una parte importante de la filosofía. Pero es difícil precisar cuál es su objeto y más aún cuáles son los resultados a los que se ha llegado en ella, sin indicar de antemano desde qué postura, o concepción se había dado.
La teoría del conocimiento de Russell atravesó muchas fases. Una vez que hubo desechado el neo-Hegelismo en su juventud, Russell se consolidó como un realista filosófico durante el resto de su vida, creyendo que nuestras experiencias directas tienen el papel primordial en la adquisición de conocimiento. Aunque algunos de sus puntos de vista han perdido empuje, su influencia se mantiene sólida en la distinción entre las dos maneras en que nos familiarizamos con los objetos: “conocimiento por familiaridad” y “conocimiento por descripción”. Durante un tiempo, Russell pensó que sólo podíamos conocer mediante "datos sensoriales" -percepciones momentáneas de colores, sonidos, y similares - y que todo lo demás, incluyendo los objetos físicos que esas percepciones sensoriales representan, sólo pueden ser inferidos o razonados, es decir conocidos por descripción y no directamente. Esta diferenciación ha llegado a ser de mucho más amplio uso, aunque Russell posteriormente rechazó la idea de una percepción sensorial intermedia.
En su última etapa filosófica, Russell adoptó un tipo de "monismo neutral", sosteniendo que la diferenciación entre el mundo material y el mental era, en su análisis final, arbitraria, y que ambos pueden reducirse a una esfera neutral, un punto de vista similar al sostenido por el filósofo americano William James y que fue formulado por primera vez por Baruch Spinoza, muy admirado por Russell. Sin embargo, en lugar de la “experiencia pura” de James, Russell caracterizó la esencia de nuestros estados iniciales de percepción como “eventos”, una postura curiosamente parecida a la filosofía de procesos de su antiguo profesor Alfred North Whitehead.
Russell tuvo una gran influencia en la lógica matemática moderna. El filósofo y lógico norteamericano Willard Quine dijo que el trabajo de Russell representaba la más grande influencia sobre su propio trabajo
La teoría del conocimiento investiga la naturaleza del conocimiento científico y la práctica científica. Se ocupa de saber, entre otras cosas, cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas, y de saber si la ciencia es capaz de revelar la verdad de las "entidades ocultas" (o sea, no observables) y los procesos de la naturaleza. Son filosóficas las diversas proposiciones básicas que permiten construir la ciencia. Por ejemplo:
La realidad
La naturaleza es regular, al menos en alguna medida (tesis ontológica de legalidad).
El ser humano es capaz de comprender la naturaleza
Si bien estos supuestos metafísico no son cuestionados por el realismo científico, muchos han planteado serias sospechas respecto del segundo de ellos[] y numerosos filósofos han puesto en tela de juicio alguno de ellos o los tres.[] De hecho, las principales con respecto a la validez de estos supuestos metafísicos son parte de la base para distinguir las diferentes corrientes epistemológicas históricas y actuales. De tal modo, aunque en términos generales empirismo lógico defiende el segundo principio, opone reparos al tercero y asume una posición fenomenista, es decir, admite que el hombre puede comprender la naturaleza siempre que por naturaleza se entienda "los fenómenos" (el producto de la experiencia humana) y no la propia realidad.
En pocas palabras, lo que intenta la filosofía de la ciencia es explicar problemas tales como:
la naturaleza y la obtención de las ideas científicas (conceptos, hipótesis, modelos, teorías, etc.);
la relación de cada una de ellas con la realidad.
cómo la ciencia describe ,explica , predice contribuye al control de la naturaleza (esto último en conjunto con la filosofía de la tecnología);
la formulación y uso del método científico;
los tipos de razonamiento utilizados para llegar a conclusiones;
las implicaciones de los diferentes métodos y modelos de ciencia.
Víctor sastre

EL ATOMISMO LÓGICO

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Es un intento de reducir todas las estructuras lógicas a conexiones entre entes lógicos primarios, los átomos lógicos. La denominación de atomismo lógico fue creada por Bertrand Russell en 1918: «El motivo por el que llamo a mi doctrina atomismo lógico es porque los átomos a los que quiero llegar como últimos residuos del análisis son átomos lógicos y no átomos físicos» (The Philosophyof Logical Atomism, «The Monist», 1918; este artículo está recogido en su libro Logicand Knowledge). La idea fundamental del atomismo lógico es construir una filosofía válida universalmente; para ello no sigue el camino de la matemática (como había intentado Leibniz con su «arte combinatoria»), sino el de la lógica; la filosofía se identifica con la lógica, y ésta con el análisis del lenguaje. La misión de la filosofía es depurar el lenguaje, haciendo de él un vehículo adecuado de la ciencia. En este sentido dice Russell: «Creo que la lógica es lo fundamental en la filosofía, y que las escuelas deberían caracterizarse por su lógica antes que por su metafísica» (Logical Atomism, en Contemporar y British Philosophy, serie I, Londres 1935). Influido por Russell, perfeccionó el atomismo lógico Ludwig Wittgenstein (1889-1951); en su primera época, cuyo pensamiento está recogido en su escrito Logisch-philosophische Abhandlung («Annalen der Philosophie» 1921), defiende el atomismo lógico (en una segunda época, reflejada en su obra póstuma Philosophische Untersuchungen, se modificó en parte su pensamiento). Las tesis fundamentales del atomismo de Wittgenstein son:

  1. La misión del filosofar es realizar un análisis lógico del lenguaje con objeto de depurarle en cuanto vehículo expresivo.
  2. Un lenguaje depurado y perfecto debe estar plenamente adecuado en su estructura interna y a la estructura de lo real; las relaciones entre los nombres constitutivos de las proposiciones deben estar de acuerdo con las relaciones entre los objetos.
  3. Las proposiciones lógicas se dividen en atómicas y moleculares. Las primeras, los átomos lógicos, son las que describen los hechos. simples, los hechos atómicos, los datos inmediatos. Las segundas son conexiones y relaciones entre las primeras, que describen hechos complejos. Una proposición molecular no es otra cosa que una pluralidad de proposiciones atómicas enlazadas por determinadas partículas lógicas, conjuntivas (y), disyuntivas (o), condicionales (si), etc. La verdad de una proposición molecular es función de la verdad de las proposiciones atómicas que la integran y de su recta conexión, de donde se deriva la fundamentalidad que tiene el análisis adecuado de las proposiciones atómicas, de las que depende, en última instancia, el correcto análisis del lenguaje (atomismo lógico).
  4. Una proposición tiene sentido cuando tiene significado empírico y es verificable empíricamente; la ciencia es un conjunto de proposiciones con significado empírico.
  5. Toda proposición que no tiene sentido, que no tiene significado empírico, es sin sentido o contrasentido. Proposiciones sin sentido son las de la lógica formal y las de la matemática, pues su validez no es función de una verificación empírica, sino que depende exclusivamente de la adecuada conexión entre determinados signos. Proposiciones contrasentido o absurdas son las de la filosofía, tal como se ha entendido históricamente, en especial las de la metafísica.

Resumiendo, para el atomismo lógico la misión de la filosofía es circunscribirse a un análisis del lenguaje, con objeto de discernir entre las proposiciones con sentido de las que carecen de él. Y este análisis se fundamenta en la existencia de las proposiciones atómicas, elementos básicos de cuya correcta construcción se derivará la validez de las proposiciones moleculares, que, conjuntamente con las primeras, han de constituir un lenguaje perfecto como vehículo adecuado del saber científico. De ahí que Wittgenstein concluya su Tractatus diciendo: «Sobre lo que no se puede hablar, es preciso callar».

A.Matellán y Diego Pedrazo

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ATOMISMO LÓGICO

Es un intento de reducir todas las estructuras lógicas a conexiones entre entes lógicos primarios, los átomos lógicos. La denominación de atomismo lógico fue creada por Bertrand Russell en 1918: «El motivo por el que llamo a mi doctrina atomismo lógico es porque los átomos a los que quiero llegar como últimos residuos del análisis son átomos lógicos y no átomos físicos». La idea fundamental del atomismo lógico es construir una filosofía válida universalmente; para ello no sigue el camino de la matemática (como había intentado Leibniz con su «arte combinatoria»), sino el de la lógica; la filosofía se identifica con la lógica, y ésta con el análisis del lenguaje. La misión de la filosofía es depurar el lenguaje, haciendo de él un vehículo adecuado de la ciencia. En este sentido dice Russell: «Creo que la lógica es lo fundamental en la filosofía, y que las escuelas deberían caracterizarse por su lógica antes que por su metafísica» . Influido por Russell, perfeccionó el atomismo lógico Ludwig Wittgenstein (1889-1951); en su primera época, cuyo pensamiento está recogido en su escrito Logisch-philosophischeAbhandlung, defiende el atomismo lógico (en una segunda época, reflejada en su obra póstuma PhilosophischeUntersuchungen, se modificó en parte su pensamiento). Las tesis fundamentales del atomismode Wittgenstein son:
La misión del filosofar es realizar un análisis lógico del lenguaje con objeto de depurarle en cuanto vehículo expresivo.
Un lenguaje depurado y perfecto debe estar plenamente adecuado en su estructura interna y a la estructura de lo real; las relaciones entre los nombres constitutivos de las proposiciones deben estar de acuerdo con las relaciones entre los objetos.
Las proposiciones lógicas se dividen en atómicas y moleculares. Las primeras, los átomos lógicos, son las que describen los hechos. simples, los hechos atómicos, los datos inmediatos. Las segundas son conexiones y relaciones entre las primeras, que describen hechos complejos. Una proposición molecular no es otra cosa que una pluralidad de proposiciones atómicas enlazadas por determinadas partículas lógicas, conjuntivas (y), disyuntivas (o), condicionales (si), etc. La verdad de una proposición molecular es función de la verdad de las proposiciones atómicas que la integran y de su recta conexión, de donde se deriva la fundamentalidad que tiene el análisis adecuado de las proposiciones atómicas, de las que depende, en última instancia, el correcto análisis del lenguaje (atomismo lógico).
Una proposición tiene sentido cuando tiene significado empírico y es verificable empíricamente; la ciencia es un conjunto de proposiciones con significado empírico.
Toda proposición que no tiene sentido, que no tiene significado empírico, es sin sentido o contrasentido. Proposiciones sin sentido son las de la lógica formal y las de la matemática, pues su validez no es función de una verificación empírica, sino que depende exclusivamente de la adecuada conexión entre determinados signos. Proposiciones contrasentido o absurdas son las de la filosofía, tal como se ha entendido históricamente, en especial las de la metafísica.
Resumiendo, para el atomismo lógico la misión de la filosofía es circunscribirse a un análisis del lenguaje, con objeto de discernir entre las proposiciones con sentido de las que carecen de él. Y este análisis se fundamenta en la existencia de las proposiciones atómicas, elementos básicos de cuya correcta construcción se derivará la validez de las proposiciones moleculares, que, conjuntamente con las primeras, han de constituir un lenguaje perfecto como vehículo adecuado del saber científico. De ahí que Wittgenstein concluya su Tractatus diciendo: «Sobre lo que no se puede hablar, es preciso callar», es decir, hay que usar de un lenguaje con significado o callarse, evitando el incurrir en las proposiciones unsinnig.
Isabel Cabezas Gutiérrez